domingo, 2 de agosto de 2009

Algo de una noche de verano

Es que no se nace fuerte, se hace fuerte.
Uno gana fuerza con el tiempo. Se fortalece con lo que no lo mata (o al menos es lo que dicen)...
A veces no es mucho, es algo, muy poco, y con eso basta. Puede resultar satisfactorio, o terriblemente insoportable. Depende, siempre depende. Depende de otro, depende de mí, o no depende de nada y sólo necesito ese algo, no todo, ALGO.
Al menos creer estar segura me brinda alguna imbécil confianza.
¿Confianza en qué? ¿En qué mierda puedo confiar? ¿Qué clase de algo me pueden ofrecer?
A veces soy tan estúpida. A veces carecer de ese algo me vuelve irritablemente sensible, y dedico una noche de las que se suponen mis geniales vacaciones a no distraerme. Quiero FRÍO, eso quiero. No lo voy a encontrar así!


Ibas a cambiar el mundo, y no cambiaste nada, (...) ya no te queda nada






Es bueno releerse. Uno puede reflexionar acerca de si se sigue sintiendo así o no. Sigo pensando que hay algos importantes, pero ya no me irrita nada. Al contrario de lo que escribí, no quiero frío (ni tampoco calor), y me "encontró" de alguna manera extraña. Lo esencial es el cómo y el de dónde, el algo es siempre el mismo.
Yo estoy bien, aunque todo paresca poco nítido e interminable. Para mí es un constante proceso de trasformación. AHORA mismo, no me hace mal, pero me gustarían muchas palabras. Perdón, me CORRIJO, las suficientes con un buen sentido.

A l g u n a s

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